10 marzo, 2006


Capítulo 2
En el cyber, desde donde subo estas quejas, hay una regordeta mujer que debe tener más o menos mi edad. Cada vez que voy la encuentro chateando y en mi curiosidad he podido observar de reojo lo que hace, y hasta lo que dice a su interlocutor. Primero me ha llamado la atención la velocidad con la que transita entre una ventana y otra y la agilidad con la que inserta imágenes o caritas felices. Las fotos que usa son de mujeres despampanantes, muy lejos de su mofletuda estructura. El personaje, al otro lado de la línea, es un hombre, o varios, pues a algunos se los ve a través de una webcam. Entonces, fue fácil deducir que es parte de la hueste de cuarentonas que buscan aventuras cibernéticas. Y claro, he logrado ver palabras como “aventura” o frases del tipo “quisiera frotarme en tu pierna, papi”. La muy muy se hace un pajaso diario que puede durar varias horas en la mañana y varias en la tarde. Y además no parece preocuparse de ir al trabajo. Lo digo porque, en mi desempleo, frecuento el lugar en cualquier momento del día, y cada vez que voy, la encuentro ahí, frotándose con el teclado.
Por cierto, he respondido a un anuncio de prensa y he encontrado mi correo lleno de basura.

Macarena se ha puesto una minifalda que me tiene inquieto. Sus piernas torneadas detienen carros y transeúntes en la calle. No quiero aventurarme a pensar que esos jamones reemplazan a la hoja de vida que lleva arrugada bajo el brazo. Pero tampoco me atrevo a hacer ningún comentario al respecto pues corro el riesgo de recibir una buena amonestación, si no una cos, que me deje sin mi dosis nocturna de olvido, entre esas mismas piernas. Si viene con la noticia de que encontró trabajo, no sé si deberé alegrarme o preocuparme. Siempre queda la posibilidad de que demandemos al asqueroso jefe, que ya me figuro, por acoso sexual. ¡Quién sabe! Talvez sus piernas me traigan otros placeres. O quizás vuelvan endurecidas por la caminata, con sus contornos desvanecidos, y me vea obligado a modelarlas entre mis manos para que vuelva, mañana, a lucir su provocativa minifalda ante la voraz mirada de tanto tránsfuga del asfalto, cuando vaya en busca de quién sabe qué promesas más tarde omitidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esas son las piernas de la Macarena o las bajaste de la Internet. sería mejor una foto de la macarena y sus contorneadas piernas no crees.

Anónimo dijo...

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