19 junio, 2007



Capítulo 69

Apesta el Apestado con su hediondo hedor.

Mientras que Irina, (léase Macarena),

irradia su rabia con iridiscentes rayos de ira.

¡Qué solo estoy!

Para muestra, lo que muestro en esta muestra.

Yo, que odio la rima, yo que apesto.

13 junio, 2007



Capítulo 68

Quiero hablar sobe los turistas que vienen a mi ciudad, Quito. Claro que lo que diré aquí, con su dosis de pestilencia podría extrapolarse a cualquier ciudad de esta parte del orbe, pero debe quedar claro que es mi apestoso y subjetivo punto de vista. Claro que lo hago con conocimiento de causa, pues trabajo con turistas, y lo hago también con esa maniquea tendencia mía de verlo todo bajo una sola óptica, pero si no quieren leerme, retirense ahora mismo.

Bueno, veamos la foto que ilustra este post. Ese es un gringo gringo, porque los hay que son a medias. Al de la foto, una ilustración no tan patética como puede mostrar la realidad, se lo ve con calor en la cabeza (usa gorra de beisbolista), frió en el pecho y espalda (saco), sofoco en las piernas y pies (esa manía de usar zapatillas solo queda bien a algunas mujeres de pies perfectos, como la Macarena), maletita con quien sabe cuantas guias y folletos sobre la ciudad y sus alrededores,comida basura, una botella de agua que de hecho llevaba en el bolsillo posterior de su pantalón un minuto antes del click.

Pero no quiero solo detenerme en su aspecto. Quiero dejar claro que no aguanto a los gringos, o a la mayoría de ellos y si este sentimiento era ya marcado en mi antes de trabajar para ellos, ahora que lo haga se ha reforzado hasta convertirse casi en odio. Cuando llegan al hostal, los gringos gringos, esos jovenzuelos vacíos que llegan a la ciudad con el convencimiento de que todos aquí les queremos robar, no intentan siquiera hablar en español. A esos no les importa si la habitación esta sucia, o es obscura, solo les importa el precio y mientras menos puedan pagar mas felices se sienten. Los europeos, debo decirlo, son diferentes, rara vez negocian el precio aunque sus guias de viaje les digan, yo lo he visto, que el regateo, la negociacion esta a la orden del día en todas las actividades comerciales de este país, incluido el hospedaje.

Parte de la culpa la tienen los empresarios que por competir deslealmente pueden alquilar una cama a cuatro dolares, como de hecho pasa en muchos tugurios del barrio La Mariscal. Lo que me aterra en lo personal es que este barrio, en el que nací, al que amo y odio con la misma intensidad, se este convirtiendo en eso, en un tugurio peligroso, sucio e inhabitable. Los empresarios, como mi propio jefe, están interesados en hacer dinero y cada vez mas dinero, a cualquier precio, sin darse cuenta de que sus actos los enterrarán vivos si no cambian pronto hacia una actitud pro-positiva que rescate al sector, no que lo hunda en esa podredumbre que de hecho ya es en las madrugadas del viernes y sábado.

Hace poco vi en un programa de la BBC que empresarios y policía de uno de los barrios mas candentes de Londres se unieron para entregar un chocolate a los excesivos londinenses y como consecuencia la violencia se redujo en un 30% pues el chocolate da felicidad. Yo he oído a mi propio jefe, y a algunos de su colegas del barrio reunidos para tratar temas sobre seguridad, que quieren armarse, responder con violencia a la violencia. Claro, no ven mas allá de sus bolsillos. y si se quejan de los pequeños dealers del barrio, ellos nada hacen para que en sus hoteles se deje de consumir la droga que tanto les apesta.

Y bueno, los gringos, y aunque los hay muy sensibles, en su mayoría son una escoria que aunque deja dolares nos hace mas daño que bien... Cuantas muchachitas se prostituyen por unos pocos dolares. Ahora que llega ya la temporada alta unos ganaran muchos dolares, otros perderemos parte de nuestra ciudad...

06 junio, 2007

Capítulo 67




Quito, la del sol grande y las noches estrelladas.