10 marzo, 2006


05/03/2006

Quehaceres domésticos

Ahora la máquina lavó la ropa y yo la extendí a la sombra del día. Por la tarde las nubes reventaron su amenaza y todo se empapó. Mis calcetines con hueco dan lástima, más aún cuando están chorreando. Nunca nadie me enseñó a zurcir y ahora me doy cuenta de lo necesario de esas enseñanzas. Macarena tiene mi misma escuela y los calcetines igualmente roídos. Por eso ahora anda con las piernas desnudas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Apestado, me encontré contigo por esas cosas de la vida y me gustó como escribes, simple, entretenido. Quizás vuelva otro día a leer otro pormenor tuyo. Suerte. Alejandra.

Anónimo dijo...

Hola!!!nuevamente estoy aquí, acompañándote moralmente en tus altos y bajos. Eres interesante. Luego vuelvo. Alejandra.