31 julio, 2006

Capítulo 42

Es una promesa, pronto volveré a postear como se debe. Muchas cosas han pasado y estoy ansioso por compartirlas, pero el tiempo, el maldito tiempo que no alcanza para nada. Y mis ojeras, ni les cuento. Estoy con cara de apestado, más que nunca. Es una pena que no la puedan ver, pero si por ahí ven un esperpento, caminado a las siete de la mañana por las calles infestadas de La Marsical, talvez me reconozcan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ay!, pobre apestado. ¿Y si te digo que muchos estamos igual que tú? Supongo que no te consuela, pero es lo cierto.
Yo también ando bastante alejada de la blogosfera. Gracias a tu gemido vuelvo a ti.

Besos orgiásticos.

Shh... dijo...

cuídate, de acuerdo?
descansa, tómate tu tiempo...
un besito