24 julio, 2006


Capítulo 42

Primero debo seguir en la queja esa de que el horario de mi trabajo apesta, y de paso aprovecho para justificarme por no haber posteado en casi dos semanas. En fin…

Si alguien, como yo, pensó que la experiencia en el hostal traería anécdotas dignas de contar, se equivocó. Al menos por el momento, el principal tema que transita por los pasillos oscuros del hostal es el de la seguridad. O, más bien dicho, el del miedo.

El miedo se ha apoderado de todos, es un monstruo invisible de proporciones descomunales que ronda las apestadas vidas de quienes trabajamos en la noche quiteña.

“No abrirás a cualquiera”, “no saldrás”, “no pierdas de vista a la alarma”, “llamarasme cualquier cosa”, son frases que oigo todo el tiempo; pero la peor de ellas fue: “quedaraste adentro así se maten afuera”.

No dije nada, como casi siempre, pero solo porque no me di cuenta de inmediato de de lo que encerraba esa recomendación: la voz de mi jefe se ha convertido en ruido.

Ni el miedo justifica tal grado de mezquindad, pero no quiero ahora divagar al respecto… Les dejo la tarea por que ando apestado del cansancio.

5 comentarios:

Deicidio dijo...

Llamarasme? Quedaraste? jejeje

OZNES dijo...

nesecitamos de superman para evira el miedo...
los niños del Líbano tambien nesecitanb a Superman para que bote Kafires con los puños...

Anónimo dijo...

claro pero cuando en las peliculas de terror la protagonista va a ver de donde viene el ruido... todos pensamos: que cojuda esa man, ?que no vio que acaban de matar a el personaje de multiracial?... yo creo que de ahí viene la frase de tu jefe...

saludos y trabajar de noche en serio que apesta

P dijo...

se dan cuenta en ecuador que sus imperativos suenan bíblicos? han transformado el miedo en un mandamiento :O

Anónimo dijo...

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