25 marzo, 2010

Capítulo 137 (El Apestado)

Tengo nueva cédula, pero la pérdida de la anterior me ha dejado un amargo sabor en la boca y un apestoso sentimiento contra todo guardia privado de seguridad. Los gringos y europeos con los que trato a diario manifiestan su espanto ante tanto guardia de seguridad en las calles, mientras que, les digo yo, la inseguridad es latente, galopante y apestosamente preocupante. Hace pocos días la señora que hace la limpieza en el lugar donde trabajo fue asaltada frente a un guardia de seguridad privado que argumento que su trabajo no es defender a los transeúntes sino brindar seguridad al inmueble donde trabaja.

Esto quiere decir que si alguien se orina en los muros del edificio, él le da de golpes y arma escándalo, pero si ve a una mujer indefensa enfrentarse a los malandros del barrio, que por cierto siempre son los mismos, y ante los cuales la policía nada hace, el guardia se queda de brazos cruzados, sin siquiera dar un grito de alarma.

Sí así mismo es. Que se le va a hacer, como diría mi suegra.

Por cierto, los granos de la fanesca me hacen acuerdo a mi primera suegra. Claro, no les he contado que esté casado en segundas nupcias con la Macarena (aunque no por la iglesia). La primera fue una francesita, bien rica, con una mamá bien fea. Cuando pienso que las hijas terminarán pareciéndose a sus madres, cuando viejas, me alegro de que la ex no pose su cara todas las mañanas frente a la mía. Solo de pensarlo, se me viene un sabor a bacalao a la boca.

En cambio, cuando veo a la Macarena, incluso con su pelo revuelto y los párpados hinchados, y las arrugas que ya se dejan ver, sonrío pero evito la imagen de mi suegra por motivos largamente expuestos y que no quiero repetir. En la Macarena, lo único que me hace acuerdo a la fanesca es su voz, durante los últimos tres días, recordándome que el sábado debo ir a excusarme por no querer comer la dichosa sopa, que, como ya dije, me trae apestosos recuerdos. El bacalao y las suegras, por cuestiones evolutivas inexplicables, deben estar emparentados: solo deténganse a mirar a unas y a otros a los ojos y verán que tengo razón.

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3 comentarios:

sandra dijo...

mi suegra no se parece a la fanesca, pero la verdad ninguna de las dos me gusta ;)

Anónimo dijo...

Post de un hombre que entiende el vacío de la existencia:

Soy el hombre más triste del mundo

Otra vez sin previo aviso, las represas de la angustia no aguantaron y me estoy ahogando entre mis lágrimas. Siento que soy el hombre más triste del mundo, ya sé que es una estupidez, que tengo todo para ser feliz, sin embargo el todo no es nada, siempre hay algo que me falta.

Miro con los ojos llenos de nostalgia, extraño el futuro que nunca tuve, extraño soñar con la felicidad. Cuando era chico pensé que podía ser feliz, pero luego la adolescencia me enseñó que la felicidad es una gran mentira, una falsa promesa, un cheque sin fondo con el que nos pagan para soportar la angustia.

Me siento el hombre más solo del mundo, sigo siendo ese chico que llora en posición fetal, que esconde la cabeza en el pecho y llora solo sin que nadie se de cuenta que me estoy desangrando en mi angustia.

Tengo la tristeza del mundo, la certeza de no ser nada ni nadie para nadie. Tengo la certeza de la incertidumbre constante, de los pasos en el mismo lugar, de hundirme cada día más en mi propia tumba. Siento que me estoy muriendo y ni si quiera puedo decirlo.

Hace tanto que no me desplomo, hace mucho que no me permito caer, quiero desmayarme de dolor para expulsarlo de una vez. Quiero vomitar esta angustia no digerida, quiero vaciarme de dolor.

Necesito perderme en unos brazos, volver a sentir la protección de un abrazo. Quiero sentir como se me descongela el corazón, quiero sentir que puedo confiar en la vida, creer que la vida es bella y que esto es sólo una pesadilla que lleva 22 años.

Desearía no haber nacido, desearía no haber vivido, desearía no ser yo. Sé que es frívolo lo que siento, sé que lo tengo todo pero yo te digo que siento que no tengo nada.

Estoy confundido en mis palabras, corro el velo y descubro que no hay nada, sólo estas lágrimas que me empapan, solo esta garganta despedazada.
Soy el hombre más triste del mundo, el que lleva 22 años de soledad a cuestas, soy el que perdió toda esperanza…

Anónimo dijo...

Revisen este video es sobre los chapas asesinos de La Custodia de Riobamba.: video