Cada vez que mi vida deja de apestar, mis lectores me abandonan. Y el corolario de toda esta apestosa aventura bloguera, es la crónica de una muerte anunciada: El Apestado no puede ser un tipo próspero al que la vida le sonría. Así, mis días están contados y al ritmo en que van las cosas, apenas alcanzaré a completar los cien -cabalísticos- capítulos de esta pestilente historia.
06 febrero, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
14 comentarios:
a mic uando la vida me apesta no me provoca escribir, me gustaría tener tu talento.
en todo caso si la ausencia de posts son reflejo de "dias mejores" pues bien por el Apestado y su ausencia...
Tenia otro comentario en mente, pero anonimo dio en el clavo, lo importante es que dias mejores se vienen para vos y los tuyos, y aunque nos encante leerte, y nos gustaria saber como va lo tuyo (aunque ya no apeste tanto!), si decides no postear mas, esta entendido.
De todos modos te recuerdo, que aunque las cosas te vayan re-bien, siempre habra algo que apeste para quejarse ;)
Nah... Cambia de nick y sigue jajaja "Menos Apestado" "Huelerico" yo que sé...
cuando menos te lo esperes los días perfumados se transformarán en peste... es parte del equilibrio...
Yo te leo desde hace algún tiempo, y me encantan tus historias. Tienes talento para escribir, y aunque las cosas no "apesten" estoy segura que igual vendré a visitarte. Mejor si la vida no te apesta, no?
Aqui nadie te ha abandonado, Apestado.
Dale, no predispongas las cosas.
Pobecito nadie le pada bola.....
En vez de quejarse pana apestado, cuente que hay de nuevo, de ley alguna pestilencia por ahi...no sea "aburrido"
siempre habrá algo que apeste, pero en el fondo, creo tus lectores deseabamos que las cosas mejoren :D
Es una interesante ironía, algo así como una condena circular: “el Apestado, quien lucha por dejar de apestar, sólo puede ser el la medida en que apesta”. Al menos en estos espacios, que no son, precisamente, los que más importan.
En cualquier caso, como mencionan arriba, siempre se puede encontrar algún oasis intermitente de pestilencia en medio del bienestar y la prosperidad. Escribir sobre eso, sin embargo, podría llevarte a dejar de ser un orgulloso apestado, para convertirte en un quejoso promedio.
Apestado, me alegro mucho por tí. Lástima por el blog, pero así es la vida, a veces nos trata bien.
Fátima Quishpe Arosemena.
Realmente esta respuesta es a tu post 92, pero cabe mejor acá en los nidos del 91. No es mía, es de Sartre quien en La Náusea afirmaba que ésta desaparecía cuando miraba un niño pobre. Por lo demás esa especie de suicicdio anunciado muy hessiano de marcharte con el capítulo 100 no ha tomado en cuenta tus adherentes. Toma en cuenta que los que te responden han de corresponder a menos de la mitad de los que te leen, asì que por què no aumentas en un 100% el plazo de los 100 capìtulos y todos contentos (hasta el apestado). No serás como esa muchacha Gabriela Calderón que escribe acá en el Universo de Guayaquil y que, hondamente preocupada por la "libertad de expresiòn" se pregunta si podrá seguir escribiendo a causa del Correa. Si será pendeja; al igual que todos los literatos y literatas se angustia por publicar, cuando deberìa angustiarse por ser leìda, circunstancia de la cual tú mi estimado apestado estás felizmente a salvo. Asì que a escribir, mi partner.
Publicar un comentario