10 diciembre, 2007

Capítulo 88 (El Apestado)

Entonces me pondré pesado como solo yo sé hacerlo. Y para empezar, mierda sobre la Asamblea: ¡mierda! Ya, ya está.

Segundo, redundo en mi pestilencia para que los que se hastían de ella, reciban de una vez por todas la sobredosis que tanto andan buscando: sigo en la mierda, aunque esta mierda que me carcome sea de otra materia, de otro origen (¿cabe esto?) que el que define a la Asamblea y sus omnipotentes miembros, mierdosos miembros que no harán nada por sacarme a mi, y a una horda de individuos como yo, de esta mierda que apesta.

Y ya que estoy, embarrando con mis palabrotas a todos, diré que no es mi intención dar lástima, ni recibir favores, y si finalmente les doy lástima, pues allá ustedes. Este no es más que el relato de las desventuras de un apestado más, de los muchos que andan por ahí, de los muchos que no tienen el coraje de exponer sus miserias.

Y sí, claro que intento salir del hueco. Ya hace un par de meses dije que tenía algo entre manos, que intentaba guardármelo en secreto pero los últimos eventos me han empujado a revelar mis planes a Macarena. Pero por ahora no tengo tiempo de contar nada sobre esto, será la próxima. Sigan en sintonía, pues.